Inditex niega haber sido sancionada y asegura que el informe
de la procuraduría brasileña "contiene importantes inconsistencias",
por lo que ha recurrido. La empresa ya tuvo que comprometerse en 2011 a
invertir 1,4 millones de euros para acabar con las prácticas de trabajo
irregulares que llevaban a cabo algunos de sus proveedores en Brasil.
Las malas prácticas de sus proveedores brasileños le vuelven
a costar a Zara un disgusto. La cadena de tiendas, punta de lanza de la
multinacional Inditex liderada por el empresario Amancio Ortega, ha sido
sancionada con 838.000 reales brasileños –poco más de 246.000 euros– por
incumplir el acuerdo al que llegó en 2011 con el Ministerio Público de Trabajo
carioca (el equivalente a la Inspección de Trabajo) para mejorar las
condiciones de trabajo en algunas de sus empresas suministradoras. Así lo
denuncia la ONG Repórter Brasil y varios medios del país, si bien la
multinacional niega esta sanción y asegura que se trata de "un
procedimiento puramente administrativo" que ya ha recurrido.
El primer escándalo en el que se vio envuelto Inditex se
produjo en 2011, cuando la multinacional se vio obligada a comprometerse a
invertir 1,4 millones de euros al descubrirse que trabajadores
–fundamentalmente bolivianos y peruanos– de algunas empresas brasileñas
vinculadas a su cadena de producción ejercían su labor en una situación cercana
a la esclavitud. El Ministerio Público de Trabajo de Brasil abrió 52 actas de
infracción a Zara y pidió en un principio una indemnización de 5,89 millones de
euros, una exigencia que luego rebajó a cambio de que la empresa accediese a crear
un fondo de emergencia para resolver eventuales situaciones de precariedad de
las condiciones de trabajo.
No obstante, según publican varios medios brasileños, la
Inspección de Trabajo ha detectado nuevas irregularidades en algunos de los
proveedores de Zara en el país y, de igual forma, denuncia que la multinacional
se ha dedicado desde el año 2011 a cortar sus relaciones comerciales con las
contratas que explotan laboralmente a sus trabajadores en lugar de obligarles a
mejorar sus condiciones de trabajo.
"La compañía habría desviado el propósito de las
auditorías internas: en lugar de mejorar las condiciones de los proveedores,
aprovechó para identificar y desvincularse de los talleres de costura que
emplean a inmigrantes, independientemente de si violan o no la ley",
asegura en este sentido la ONG Repórter Brasil. La versión de Inditex es
radicalmente diferente: "En línea con su política global de
Responsabilidad Social Corporativa y con los objetivos del acuerdo firmado en
Brasil en diciembre de 2011, Inditex ha eliminado cualquier posibilidad de
precarización entre sus proveedores brasileños", asegura un portavoz.
7.071 trabajadores perjudicados
Repórter Brasil asegura que la actitud de Inditex provocó
que muchos de los trabajadores perdieran su empleo y afirma que, en muchos
casos, las empresas "habrían interrumpido la producción sin pagar sus
deudas con los trabajadores". "La auditoría apunta a que a la
multinacional usó los nuevos controles internos prioritariamente para eliminar
riesgos para su imagen", remacha Repórter Brasil, que sostiene que según
la inspección Zara no habría "detectado o corregido graves problemas que
continuaron ocurriendo [desde 2011], como el trabajo infantil y los horarios
excesivos".
En este sentido, la sanción a la que se enfrenta Inditex es
precisamente por discriminar a estos trabajadores inmigrantes. Según informa el
diario brasileño Folha de Sao Paulo, los inspectores detectaron 433
irregularidades en 83 pesquisas, unos fallos que habrían perjudicado a 7.071
trabajadores de 67 empresas, según Renato Bignani, coordinador del programa de
erradicación del trabajo esclavo del Ministerio de Trabajo y Empleo de Brasil.
Y hay más: el Gobierno también ha pedido a la Inspección de Trabajo que imponga
otra sanción de 7,3 millones de euros a Zara por haber incumplido el acuerdo al
que llegó en 2011, si bien la medida está aún en estudio.
Pero Inditex niega la mayor. Cuestionado por infoLibre, un
portavoz de la multinacional respondió que "no existe sanción o condena
alguna a Zara en Brasil", y aseguró que se trata simplemente de "un
procedimiento puramente administrativo que ya ha sido recurrido" y que la
compañía confía en que "no va a sustanciarse". "Inditex está
cumpliendo adecuadamente con los acuerdos contenidos en el acuerdo", afirma
igualmente el portavoz que sostiene que las autoridades brasileñas "no han
comunicado a Inditex inconformidad de ningún tipo", pese a que han llevado
a cabo "2.800 auditorías" desde de 2012.
Inditex y Repórter Brasil dan versiones diferentes
"Las irregularidades a las que se refiere el actual
informe de la autoridad laboral brasileña son en su mayor parte infracciones
administrativas cometidas por las empresas proveedoras. Estas irregularidades
nada tienen que ver con el caso sucedido en 2011, cuando se identificaron dos
talleres que trabajaban con la empresa brasileña Ahà con condiciones de trabajo
de gran precariedad", sostiene igualmente Inditex, que asegura que
"las irregularidades a las que se refiere el informe actual son en muchos
casos incumplimientos administrativos o problemas de carácter leve en
cuestiones de salud y seguridad".
No obstante, Repórter Brasil recoge testimonios de dos
extrabajadores bolivianos de una de estas subcontratas –que, según la ONG,
proveyó de sus servicios a Zara en 2013– que desmienten esta versión. Estos
extrabajadores denuncian que sus jornadas de trabajo se prolongaban hasta 18
horas, en las que tenían que producir un mínimo de 30 piezas si no querían que
se les descontase la hora. Además, según su testimonio, el gerente era
"muy violento" y llevaba una navaja al cinturón, y para más inri,
tras un año de trabajo, la empresa les adeuda dinero.
"Para estos proveedores, la producción dirigida a Zara
Brasil supone menos del 15% del total, es decir, que Zara es solo uno de sus
muchos clientes; el restante 85% de su producción se dirige mayoritariamente a
otras empresas brasileñas del sector de vestuario" se defiende el portavoz
de la empresa, que asegura que "en la mayoría de los casos, tampoco las
empresas proveedoras inspeccionadas han sido notificadas acerca de estas
infracciones". "Parece lógico pensar –y así lo estipula la ley– que
la Inspección de Trabajo debería haber planteado las diligencias oportunas, en
caso de que lo considerase necesario, para su corrección", remacha
Inditex.
"Importantes inconsistencias" en el informe
Además, según la empresa, "el informe de la Inspección
de Trabajo de Brasil contiene importantes inconsistencias", en las que se
fundamenta su recurso y entre las que pone como ejemplo "que cinco de las
empresas mencionadas en el informe nunca han trabajado para Zara Brasil,
extremo que ha sido certificado por la compañía de auditoría SGS". En este
sentido, el portavoz de Inditex recuerda que un informe hecho público por
Repórter Brasil y SOMO –otra ONG– el mismo día que se conoció la multa admite
que la compañía ha llevado a cabo "un aumento significativo" de sus
inspecciones, así como que ha promovido "esfuerzos para estimular el
cumplimiento del código de conducta de Inditex por parte de los proveedores".
No obstante, este informe también recuerda que "a pesar
de estas mejoras, un problema importante en la industria de la confección
brasileña es la alta incidencia de la externalización y la subcontratación, a
través de las cuales los talleres irregulares se incorporan a la cadena de
suministro". En estos talleres "hay un alto riesgo de graves
violaciónes de los derechos humanos y laborales", según SOMO y Repórter
Brasil, que sostienen que "los mecanismos de vigilancia de Inditex, a
pesar de que se han reforzado, no enfrentan adecuadamente el problema".
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