El Observatorio Corporativo
analiza la agenda pública de la Comisión Europea y denuncia las presiones de la
poderosa patronal europea o del sector farmacéutico, que ha multiplicado por
siete sus reuniones con Bruselas sobre el acuerdo en apenas un año
Cecilia Malmström prometió
insuflar aires nuevos a una negociación que olía a cerrado, pero los puntos
vitales del TTIP siguen siendo secretos, y las reuniones, opacas. Y como venía
ocurriendo desde que comenzaron las negociaciones hace dos años, las grandes
multinacionales siguen siendo las protagonistas de estos encuentros en un 83%
de los casos. De hecho, en sus primeros seis meses de trabajo la nueva
comisaria de Comercio sólo se sentó frente a ONGs o plataformas sociales en un
16,7% de las ocasiones, en apenas 20 de los 121 encuentros a puerta cerrada que
la propia Malmström y otros miembros de su gabinete mantuvieron en el marco del
TTIP.
Así lo denuncia el Observatorio
Corporativo Europeo (CEO), una de las organizaciones civiles más preocupada por
despejar las incógnitas del tratado de libre comercio que Bruselas y Washington
negocian con sigilo. En su último trabajo, al que Público ha tenido acceso en
primicia en toda España horas antes de su lanzamiento oficial, y en base a las
agendas públicas de Malmström, su gabinete y el director general de Comercio,
la Comisión Juncker ha seguido la senda de la Comisión Barroso, que puso a los
lobbies empresariales en el centro de un 88% de sus reuniones sobre el acuerdo
transatlántico. Dicho de otro modo, por cada encuentro entre los representantes
de esta institución europea no elegida democráticamente -a diferencia de la
Eurocámara- con sectores de la sociedad civil, los delegados de la Comisión
mantuvieron otras nueve con multinacionales y federaciones industriales.
Y esto es sólo lo que recoge la
agenda pública sobre encuentros relacionados con el TTIP (Transatlantic Trade
and Investment Partnership), aunque uno de cada cinco grupos de presión de las
transnacionales en esta materia no figura en el Registro de Transparencia de la
UE, y que las empresas de distintos países -en especial del oeste europeo-
están ejerciendo una presión sobre los negociadores que resulta difícil de
cuantificar.
El lobby farmacéutico multiplica
por siete sus esfuerzos
A través de las infografías que
publica este martes el CEO denuncia a los lobbies empresariales que han
ejercido una mayor presión en las negociaciones. A la cabeza se encuentra la
poderosa patronal europea Business Europe (en la que se integran Telefónica,
Repsol o Redbull), pero también aparecen el Consejo Empresarial Transatlántico
(TBC, en inglés) o el Foro de Servicios Europeos, junto a empresas como BMW,
Coca-Cola, Danone, Nestlé o la farmacéutica británica Glaxo Smith Kline.
Infografía del CEO
Infografía del CEO

Las multinacionales dedicadas a
la agricultura o la alimentación, a las telecomunicaciones o a los químicos
también han tenido un destacado papel en estas reuniones, mientras Bruselas se
empeñaba en vender que los principales beneficiados por el TTIP serán los
ciudadanos a ambos lados del Atlántico echando mano de sus propios estudios, y
obviando los informes que advierten de la destrucción de cientos de miles de
puestos de trabajo con el acuerdo, como ocurrió en su día con la aprobación del
tratado NAFTA, entre EEUU, Canadá y México.
Malsmtröm, que llegó al poder en
noviembre de 2014 junto al resto de la nueva Comisión, ya ha sido duramente
criticada por la opacidad que envuelve estos encuentros, y por los tibios
esfuerzos de Bruselas para hacer más accesibles los documentos. Los propios
europarlamentarios tienen acceso parcial a los textos, durante dos horas y
previa cita, y en una sala de lectura en la que no pueden entrar con teléfonos
móviles u otros dispositivos electrónicos, para consultar documentos escritos
en inglés sobre los que no pueden realizar declaraciones, exponiéndose a
sanciones administrativas o a verse envueltos en procesos penales de incumplir
esta norma.
De hecho, las críticas han ido
creciendo exponencialmente en los dos últimos años, y hoy el tratado
transatlántico comienza a entrar en la agenda política en España, tras la
consulta pública en la que un 97% de los 150.000 europeos encuestados rechazó
el mecanismo de blindaje a las multinacionales o ISDS, el sistema de resolución
de disputas que permite a las empresas demandar a Estados pero no a la inversa,
y sobre el que recientemente alcanzaron un pacto el Partido Popular europeo y
los Socialistas y Demócratas.
Las organizaciones sociales y las
fuerzas políticas contrarias al TTIP advierten que un ISDS renovado seguirá
sirviendo a las multinacionales para reforzar su poder, en el marco de un
tratado que deberá ser ratificado por el Europarlamento y que incorporará una
suerte de organismo supranacional que dará voz a las empresas para interferir
en las regulaciones, el llamado Consejo de Cooperación Reguladora, articulado
sobre distintos cuerpos sectoriales desde los que podrán actuar las
transnacionales.
Las multinacionales son las
principales impulsoras del TTIP, y son las organizaciones de pequeñas y
medianas empresas y las organizaciones sociales e iniciativas como la Campaña
Estatal contra el TTIP quienes llevan meses o años recogiendo firmas -llevan
más de dos millones- y alertando sobre los peligros que a su juicio encierra
este acuerdo. Y lo hacen cada vez con más fuerza, llegando cada día a un mayor
número de personas, a pesar de los esfuerzos de la Comisión por remar en la
dirección contraria.
0 comentarios:
Publicar un comentario