
Podríamos empezar con lo que él
llama “el modo de vida esclavo”, resultado de tres pilares fundamentales a su
entender que son: la publicidad, el crédito y la caducidad programada. A mi
manera de entender y según lo expresa parte de un concepto, el cual trate en un
artículo (http://miguelcirculandoporlaizquierda2.blogspot.com.es/2015/11/nos-confundimos-con-el termino.html),
y que yo creo confundido, entre otros también en el ideario, parece ser asumido
en parte por su reflexión y que vendría a decir que soportamos interminables
horas de trabajo para mantener un modo de vida que no nos es propicio. Ante
esto hay que expresar dos asuntos: primero del cual, la explotación que es como
a mí me gusta llamarlo para ser clásico en los términos y no “modo de vida
esclavo”, se produce en sociedades como la capitalista constituidas en clases,
donde la nuestra, la trabajadora no tiene posibilidades de elección cuando se
entra en esa relación social de producción.
Con lo cual no es algo que
voluntariamente se pueda decidir dentro del capitalismo, si nos atenemos al
principio mismo de este detestable sistema. Vamos!!!!, si has de trabajar
interminables horas, ir a horarios extraños o desplazarte a largas distancias
es por el simple hecho de que no somos dueños de esos medios de producción para
poder decidir en esos aspectos. Por supuesto que estos pilares que menciona son
básicos para que se fundamente un modo de producción, pero también lo son otros
básicos en la conformación de la superestructura capitalista como es el sistema
educativo, las instituciones y aquí englobo
a todas y cada una de ellas que le son viables a este sistema o algo como el
“sentido común” que es un constructo de esa misma idea.
Desde esa visión libertaria,
fuente de debates y opiniones encontradas con otras tradiciones emancipatorias como
la marxista, se nos dice y se centra la línea a trabajar a través sobre todo de
la exploración subjetiva y el reforzamiento interior de cada cual. Mi opinión
es no sólo esto, si no también creando capacidad de organización colectiva, con
el fin no sólo de conseguir espacios de intercambio y avance proletario, si no
alcanzar a tomar “los palacios de invierno” con esa organización y cambiar el
orden de las cosas.
Le dejo con el discurso
bienintencionado, pero erróneo de base aducido por la tradición anarquista “cada progreso del estado es un espacio
perdido para las personas”. En estadios de conservación de este despiadado
sistema hasta su total eliminación, debe existir un estado que prime, defienda
y luche por la clase trabajadora y capas populares. Con ello cuando se habla de
“autogestión”, siendo necesario, se obvia otras posibilidades retrotrayendonos
a los tiempos de los Falansterios de Fourier, propio del más inútil idealismo,
frente al cual K. Marx enunció aquello de que “hasta hoy los filósofos se han
dedicado a interpretar el mundo, de lo que se trata es de transformarlo”. Con
esto contrapongo a esa idea el presupuesto de que aunque se incida de forma
individualizada en un espacio concreto y apartado del “mundanal ruido”, la
conformación de sociedad de clases, tal y como determina el capitalismo
seguiría existiendo, muy a pesar de quienes hayan decidido apartarse de esas
relaciones de producción.
Por esta razón es lógico pensar
que desde las tradiciones libertarias y más concretamente la anarquista se
piense de esa manera y no se atiendan a considerar como posibles la toma del
estado y la intervención del cual en aspectos vitales como (control de los
medios de producción, nacionalización de empresas, o cambio de normas
legislativas) por poner unos ejemplos, para avanzar hacia una sociedad sin
clases donde el estado una vez eliminada esa dicotomía sería innecesario.
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