
Unas desafortunadas declaraciones de Rodrigo Londoño (Timoleón Jiménez), deslucido dirigente del partido FARC, se suman a la histeria anti-Venezuela del gobierno colombiano. En una carta dirigida a los combatientes rasos desmovilizados en los ETCR, en la que se deja entrever su ansiedad por ganarse las simpatías de la oligarquía, dice que: “Sabemos que los que se llaman hoy jefes no van a hacer la guerra, que se quedarán del otro lado de la frontera.” [2] ¡Quién diría que Londoño en su postramiento ideológico y emocional al bloque dominante, terminaría sumándose a la cruzada anti-venezolana del gobierno de EEUU y de sus compinches en Colombia! Londoño aparece así como un vulgar ventrílocuo del poder oligárquico; estas declaraciones irresponsables y censurables se hacen, no hay que olvidarlo, en momentos, precisamente, en que la intervención militar a Venezuela por los EEUU es una carta sobre la mesa. Declaraciones hechas en momentos, precisamente, en que se desarrolla una guerra de desgaste y baja intensidad desde Colombia.
El desespero que Londoño debe sentir por su descrédito ante las bases de su partido, así como ante las comunidades que alguna vez los apoyaron y alimentaron, no es excusa para semejante desvarío, que para lo único que sirve es para tender un velo de confusión en torno a los verdaderos responsables de la debacle en que se encuentra el proceso de paz. Si algo queda claro con todo esto, es que los principales responsables de lo que está sucediendo en Colombia no hay que buscarlos en el monte ni muchos menos en Venezuela. Los principales responsables son los que están en el gobierno incumpliendo, robándose las platas del post-conflicto y burlándose del pueblo. Los que se sientan en el parlamento (muy cerca de la bancada “de la rosa”), con el único propósito de hacer trizas ese “maldito papel” que es el acuerdo. Los que en gremios como el ganadero han movilizado toda su influencia para atacar la justicia transicional, ocultando su rol en la guerra y en el despojo masivo de tierras con el que se han beneficiado. Los que en las filas del Ejército continúan con prácticas como los falsos positivos y alimentando al paramilitarismo.
Esa coalición macabra es la que debe ser llamada a rendir cuentas ante la historia por su irresponsabilidad, su perfidia, su venalidad, y sus violencias. Como dijo el admirado profesor Manuel Humberto Restrepo, “Quizá no se conozca en la historia de los conflictos armados recientes, el caso de una guerrilla que haya hecho tanto para desarmarse, ni de un gobierno, que haya hecho tanto para obligarla a desistir de ese propósito” [3]. Los responsables están aquí, ante nosotros, y no podemos darles ya más coartadas para evadir su responsabilidad por tener sumido al país de un ciclo de violencia en otro. Mucho menos, debemos prestarnos para legitimar sus pretensiones de regionalizar la guerra con agresiones militares a Venezuela.
[2]https://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/carta-de-timochenko-a-los-ex-farc-tras-rearme-de-marquez-y-santrich-407846
José Antonio Gutiérrez D.
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