Rusia esperó el mejor momento
para decidirse atacar al llamado “estado islámico” (EI) en territorio sirio, a
fin de mermar su capacidad de fuego destruyendo su armamento y sus bastiones de
alto mando. Varias circunstancias se conjuntaron y fueron aprovechadas por
Vladimir Putin, sus asesores de seguridad internacional y los generales del
ejército ruso, como las siguientes:
1) Casi al término de la reunión
de la Organización de las Naciones Unidas, donde muchas voces expresaron la
urgencia de contener la amenaza terrorista, que azota territorio iraquí primero
y sirio ahora, y la aprobación del Senado ruso del envío de tropas a Siria para
el combate al terrorismo;
2) Tras el reconocimiento
generalizado, también en el foro mundial, de que el sirio Bashar Al-Assad es el
presidente legítimo porque tiene la representación de su pueblo, y pese a que
Barack Obama y su secretario de Estado John Kerry, pugnaron por su salida e
insistían juzgarlo como “dictador” al estilo Sadam Hussein en Irak (abril 2003)
o Muamar el Gadafi en Libia (octubre 2011);
3) Que Siria ha solicitado a
Rusia el apoyo militar —que presta sobre todo con armas para sus ejércitos a
fin de resistir el acoso de los terroristas en su propio territorio, y parar
así las masacres de inocentes. A lo que Rusia envió una muestra de su Fuerza
Aérea para combatir a los extremistas;
4) Que la comunidad internacional
ha insistido que los estadounidenses no hacen lo propio para combatir a los
mercenarios capacitados por ellos mismos (ver el siguiente artículo de Michel
Chossudovsky “Veintiséis cosas sobre el Estado Islámico que Obama no quiere que
usted sepa” en: http://bit.ly/1KP8e3P);
5) Que el llamado EI, brazo de Al
Qaeda y como tal creado por la inteligencia de EUA con el apoyo del M16
británico, el Mossad de Israel y las inteligencias de Pakistán y Arabia
Saudita, debería ser “enemigo” de los estadounidenses. Una muestra son las
decapitaciones practicadas por el autollamado EI es parte de los entrenamientos
de yihadistas procedentes de Arabia Saudí y Qatar;
6) El preparado ejército sirio,
con apoyo hasta cierto punto de la población, ha contenido los avances
mercenarios y con ello los planes de Occidente de apoderarse de Siria
eliminando al presidente Assad;
7) Que el grupo de combatientes a
sueldo que pasa por “estado islámico”, se han ganado el odio internacional
porque además de criminales, por una parte destruyen monumentos históricos como
en Mosul, Palmira y por la otra trafican con las piezas robadas que pueden
trasladar al mercado negro, bajo el justificante de “obtener financiamiento” de
ese modo. Siguen en peligro los tesoros culturales por “crímenes de guerra”,
aquellos sitios patrimonio de la humanidad en países como Afganistán (los
talibanes también hacen lo propio), Irak, Libia, Mali, Yemen.
8) Las simples amenazas de
extensión hacia aquellos territorios como Europa (la amenaza de llagar hasta
España), por la propaganda yihadista, hace que incluso los países aliados de
los estadounidenses se opongan a la alimentación del Frankenstein;
9) El descubrimiento vía las
redes sociales de la treta del imperio gringo, de apoyar a este tipo de
ejército camuflado de islamista, con la finalidad de apoderase de territorios
geopolíticamente estratégicos (Siria está en el camino hacia el Mediterráneo
desde Irak, para la construcción de oleoductos para el traslado del petróleo
hacia Europa), ha detonado las denuncias sobre el financiamiento y todo tipo de
apoyo. Entre otros puntos.
En este contexto, y tras los
fallidos intentos de generar un conflicto contra Rusia a través del deterioro
de la situación en Ucrania a lo cual su presidente Poroshenko se ha prestado,
en donde Occidente está perdiendo la batalla los europeos que son los
principales afectados, desde campesinos hasta empresas exportadoras hacia
mercado ruso, ahora se suma Siria.
En pocas palabras, a partir de
ahora, en Siria Barack Obama comenzará a saborearse la derrota de un intento
más de generar un artificial conflicto contra Rusia, porque por más que
le busca no encuentra el pretexto real.
Como si los estadounidenses no
hayan aprendido la lección que recibieron del pueblo vietnamita, tras la
derrota de su ejército en la atroz guerra que duró veinte años, de 1955 a
1975. Porque desde entonces el Pentágono pierde todas las batallas, tanto en el
terreno con sus soldados de a pie, como por las tecnológicamente sofisticadas
guerras muchos de los operadores de drones en países como Pakistán le han
renunciado en masa, y en el contexto actual las pruebas están a la vista.
El gobierno de Barack Obama, con
el deterioro internacional y las presiones que de la presencia de los
terroristas en terreno sirio se derivan, está reconociendo no explícita pero sí
implícitamente su derrota. Algo que muy probablemente no estaba entre los
escenarios de futuro inmediato de sus asesores, ni de aquellos estrategas
especializados en prospectiva siempre ocupados en el resguardo de los interese
nacionales ya sabemos que de sus trasnacionales y su sistema financiero,
incluso de las multinacionales de las guerras.
Una lección deja la histórica 70ª
Asamblea General de las Naciones Unidas, el único foro internacional hasta
donde llegan las denuncias de todas partes del mundo (un escenario en donde
Chávez dijo que “olía a azufre”, aquel 20 de septiembre 2006 desde la alta
tribuna, y Muamar el Gadafi quien en octubre de 2011 pronunció un discurso que
tal vez le costó la vida (¿qué sabe la señora Hillary Clinton de eso, quien
antes de la caza de Gadafi visitó Libia?): el presidente Barack Obama
escenificó en Nueva York, en la sede de la ONU, la actuación de un presidente
como el ruso Vladimir Putin, quien con su política en el escenario
internacional está cambiando el mundo rompiendo la hegemonía de los Estados
Unidos de América.
Irrenunciablemente optimistas,
diría Hugo Chávez en 2006, así ahora, está llegando el momento de las
alternativas para el desarrollo autónomo de los pueblos, de sacudirse la
presión del imperio estadounidense y sus políticas de sometimiento. Rusia está
al frente y Obama sabe que China está detrás.
0 comentarios:
Publicar un comentario