La crisis económica en España
hizo que varias constructoras hispanas dirigieran la mirada hacia países de
América Latina como Bolivia, donde es cada vez más frecuente la adjudicación a
estas compañías de millonarios proyectos estatales de carreteras, hospitales e
infraestructuras para el área energética.
Las expropiaciones decretadas por
el presidente boliviano, Evo Morales, que afectaron a inversores americanos y
europeos entre 2006 y 2012 crearon el temor de hacer negocios con Bolivia que
parece haber quedado atrás porque ahora los capitales los pone el Estado
boliviano.
En el último año casi una decena
de empresas de España se han interesado en las licitaciones de los diversos
proyectos que encara Bolivia, necesitada de experimentados constructores e
ingenieros para obras clave, algunas de importancia internacional por su
tamaño.
Solamente en lo que va de
septiembre cinco compañías españolas han sido contratadas por el Estado
boliviano. El caso más reciente fue el de la española Rubau, contratada el
viernes para construir una carretera de casi 41 kilómetros por un monto cercano
a los 59 millones de dólares en la región de Santa Cruz (este).
Dos días antes, Contratas
Iglesias firmó un contrato para edificar un aeropuerto con características
internacionales también en Santa Cruz por 28,8 millones de dólares. La española
Joca fue contratada el pasado sábado 12 para el diseño e instalación del primer
tren eléctrico urbano de Bolivia en la región de Cochabamba (centro), por 537
millones de dólares.
A principios de septiembre, la
estatal Empresa Nacional de Electricidad contrató, por separado, a la
Asociación Accidental Maud y a Ingeniería y Proyectos (Inypsa) para que
realicen estudios por 5,3 millones de dólares para dos proyectos eléctricos.
Antes, Eptisa Servicios de Ingeniería se adjudicó una licitación para diseñar
el proyecto hidroeléctrico Rositas, que será la mayor central de su tipo en
Bolivia y estará en Santa Cruz. Pero, ¿a qué se debe ese interés en el mercado
boliviano?
El presidente de la Cámara
Oficial Española de Comercio e Industria de Bolivia, Ildefonso Núñez López,
opinó, en declaraciones a Efe, que ante las "pocas posibilidades" que
había en España por la crisis, muchas constructoras pusieron los ojos en
Latinoamérica. "Primero han llegado a Perú, a Chile, Colombia, Ecuador,
luego ya estando en esos países se enteraron de Bolivia", dijo Núñez.
Según el empresario, es cierto
que las expropiaciones fueron un "impedimento" para la llegada de
compañías españolas, pero en los últimos tiempos se vio "un cambio de
actitud" por parte de las autoridades bolivianas que empezaron a difundir
"una serie de mensajes más positivos para las empresas extranjeras".
Al mismo tiempo, para estas
firmas han resultado atrayentes los datos de crecimiento y estabilidad
económica de Bolivia, más la difusión de planes de desarrollo del Gobierno
hacia el año 2025. En abril de 2014, durante una visita a Praga, el
vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, destacó la importancia de las
empresas españolas en la modernización de la economía del país andino, sobre
todo en infraestructuras y el sector petrolero.
Las obras de infraestructura
energética buscan aumentar el valor del gas y que el país dé un salto a la
producción y la exportación de electricidad a mercados vecinos, en la
perspectiva de convertir a Bolivia en el "corazón energético" del
Cono Sur. En agosto pasado,la española Técnicas Reunidas (TR) entregó la planta
Gran Chaco, la mayor procesadora boliviana de hidrocarburos, que costó 688
millones de dólares y es una de las más grandes de Suramérica.
La industria, situada cerca de la
frontera con territorio argentino, permitirá exportar en cisternas gas licuado
de petróleo a Paraguay, Perú, Argentina, Brasil e incluso Uruguay. En el último
tiempo, la firma española Isotron instaló una planta de solar en una ciudad amazónica,
el Grupo Corsán-Corviam se adjudicó la construcción de una hidroeléctrica en La
Paz y también construyó un tramo de la primera doble vía boliviana, que une esa
región con la ciudad de Oruro.
Si bien es previsible que
continúe la llegada de constructoras españolas para ofrecer sus servicios,
Núñez expresó su deseo de que no vengan solo para hacer proyectos "con
fecha de inicio y de vencimiento", sino que se planteen establecer
sucursales en el país. Para ello, consideró importante superar los factores
"que todavía retraen a las empresas" de instalarse en Bolivia, como
las medidas gubernamentales unilaterales de incrementos salariales, y mejorar
más aún la seguridad jurídica para inversionistas extranjeros.
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