Hoy se
conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la
Mujer. Esta fecha se ha de analizar
forzosamente unida a una visión científico, dialéctica e histórica para
poder entender las claves de porque se producen esas violencias contra la
mujer.
En
el ideario colectivo de estas sociedades en las que nos integramos subyace la
idea de que toda relación de pareja ha de conformarse como una familia, a la
cual se la ve como un ente natural, devenida en el tiempo, como algo
inamovible, inmutable. Lejos de ser cierto, la realidad es que las relaciones
de pareja han ido cambiando y complejizándose a lo largo del tiempo, desde el
inicio de la Humanidad Pongamos como ejemplo a familias en las que las uniones
se producían entre los hermanos varones con el grupo de las esposas de los
varones hermanados y las mujeres hermanas se unían con los esposos de las hermanas
(familia punalua), o también la convivencia de un hombre con una mujer,
teniendo éste permitido la poligamia y la infidelidad (familia sindiásmica), o
la de origen consanguíneo, es decir unidos únicamente por lazos sanguíneos.
Como
vemos la familia y sus relaciones interpersonales han ido mutando según el paso
del tiempo, estableciendo a cada paso una división social intrínseca al momento
referido, lo cual haría desmentir la conciencia esa de inmutabilidad que comentábamos
al principio.
Efectivamente,
junto a la aparición de las clases sociales en el siguiente estadio del
esclavismo, aparece el Estado, como instrumento de la clase dominante, dándose
un salto cuantitativo a las relaciones donde a la mujer se le confiere un papel
subsidiario del hombre, ya que aparece en el ordenamiento jurídico la familia
monogamica como método de aseguramiento de los bienes de la línea parental. He
aquí la manera por la cual prevalecía un orden de dominación inicial que
restringía a las mujeres unos derechos de igualdad similares a los del hombre. Es
aquí donde se agudiza una cosmovisión patriarcal, una configuración predominantemente
machista, bien ayudada desde temprano por la Iglesia, que infiere en todos los órdenes de la vida. En este punto habría que
decir que el vocablo familia, deriva de la voz latina “famulus”, que significa
la propiedad que tiene el esclavista, ya sean compradas o por unión carnal.
En
el siguiente estadio podríamos encontrar el orden burgués, una vez tumbado el Antiguo
Régimen. Aquí, una vez consolidada una posición de dominio masculino amparado
por las leyes de la clase burguesa ya en el poder, establecía un carácter de
conveniencia económica a las uniones entre los integrantes de las clases
dominantes, al estilo de un contrato mercantil, donde la mujer era la parte más
débil, recordemos las dotes que debía aportar la mujer para poder contraer
matrimonio o las terribles normas que impedían su emancipación. A diferencia de
estas costumbres, en las uniones al interior de las clases menos favorecidas
era el cariño, el desinterés la nota predominante, pero enclavadas dentro de un
marco estructural desigual.
Es
ahí cuando dentro de todo el proceso histórico se aprecia el papel
discriminatoria hacia la mujer, fundamentando un orden injusto y desigual,
asumido como un todo dentro del orden del nuevo sistema económico que empezaba
a vislumbrarse. Un sistema capitalista, el cual a la mujer, se le reservaba un
doble papel de explotación, el asignado como integrante de la clase proletaria
en el nuevo modo de producción y el reservado en su propio hogar. Reproducción
de la fuerza de trabajo y reproducción de la vida humana, como claves de
sostenimiento de una plusvalía que el capitalista, sobre todo esta última no
remunera. Y recordemos que cuando hablamos de reproducción de la vida humana lo hacemos
referida a todas las actividades que hacen posible la recarga de los elementos
básicos para estar en las condiciones físicas y subjetivas y poder producir los
bienes de producción, y reproducción humana al propio de renovar la fuerza de
trabajo al traer más niños y niñas al mundo.
La
violencia hacia las mujeres es un hecho intrínseco, inseparable al de un modo
de producción como es el capitalista, altamente perjudicial para la mayoría de
las personas que componemos las sociedades capitalistas. El asesinato, el
maltrato, la violencia hacia las mujeres se asienta en una cosmovisión
estructurante global dimanada del orden capitalista machista y patriarcal.
Por
eso cuando organizaciones políticas, empresariales, etc. como PP, C´s, o FEDA
que perseveran en el mantenimiento de este orden social, aparecen en
manifiestos o en legitimas concentraciones por las mujeres para reclamar el fin
de la violencia hacia ellas, me acuerdo de como defienden los vientres de
alquiler, auténtica caracterización de la explotación de las mujeres más
débiles al servicio sus vientres del mercado. No olvido como el PP o C´s se han
opuesto en innumerables veces al Derecho a decidir sobre su cuerpo, a poder
abortar cuando la mujer conscientemente haya decidido sea así. Me acuerdo de
como son incapaces de legislar contra la explotación sexual de la prostitución,
sacando a esas mujeres de esa realidad denigrante. No se me olvida de que la
brecha salarial es una trinchera en la cual nunca han tomado medidas para
hacerla desaparecer, sino más bien se escudan en el “dejar hacer” como buenos
liberales de alta cuna. Se me vienen como imagen a mi cabeza campañas
promovidas por ellos mismos en las que a las mujeres se les atribuye el rol
encomendado por el sistema de madres abnegadas en el hogar y sirvientas del
hombre, o también comentarios de sus propios dirigentes en la misma dirección.
No paro de pensar en los incontables recortes y reformas laborales tramitados
por los gobiernos tanto del PSOE como del PP en políticas, responsables de
enviar a las mujeres de nuevo a casa a retomar las tareas domésticas,
revitalizando los roles constituidos en el sistema.
Sin
una conciencia elemental de salvación general es complicadísimo erradicar esta
lacra, es inalcanzable la destrucción de la cosificación de la mujer para sus
fines de máximo provecho económico, es imposible romper con la conciencia de
dominación machista, a todo lo sumo, se llegarán a poner parches pero sin
atacar el fondo del problema, que persistirá inmutable y a poco se relaje la
presión volverán a reproducirse estas conductas aberrantes.
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