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viernes, 25 de octubre de 2019
Análisis del documento de Lenin "El derecho de las naciones a la autodeterminación"
La Autodeterminación de las Naciones
es una propuesta del programa de los marxistas rusos que en su apartado 9, explicita
las bases y condiciones para alcanzar ese objetivo. En su día fue criticado
duramente entre otros por el liquidacionista ruso Semkovski, el bundista Libman
y el socialnacionalista ucranio Yurkévich, estos tres señores le dedicaron en
sus periódicos un gran desprecio.
Lenin quiso hacer frente a esta
ofensiva a través de este articulo refutando tales argumentos para
desactivarlos, ya que consideraba no aportaba nada que no hubiese ya dicho Rosa
Luxemburgo en su artículo de 1908-1909: La cuestión nacional y la autonomía. En
esta obra Rosa Luixemburgo se suma a quienes criticaban el punto noveno del
programa del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), el cual lo consideraba metafísico y abstracto.
Lo primero que les espeta es su
ignorancia por no saber de dónde proviene esa reivindicación, aparecida ya en
el programa ruso de 1903 y también en una decisión del Congreso Internacional
de Londres de 1896. A Rosa Luxemburgo le echa en cara dejarse llevar por
elucubraciones divertidas para conocer la voluntad de un pueblo, tampoco aclara
si sus argumentos se basan en definiciones jurídicas o en la experiencia de los
movimientos nacionales del mundo entero.
Lo que habría que decir es que el
triunfo del capitalismo sobre el feudalismo se basó en gran medida al sostén de
los movimientos nacionales y la estrategia de la burguesía de concentrar los
mercados unificándolos en una unidad económica, derrotando a los diversos
señores feudales diseminados por el territorio y de este modo adquiriendo una
cohesión estatal alrededor también como especificó Lenin de un idioma, que hará
factible la comunicación entre los integrantes de ese espacio conjunto.
Lenin lo resumiría de esta forma:
“Por ello, la tendencia de todo movimiento
nacional es formar Estados nacionales, que son los que mejor cumplen estas
exigencias del capitalismo contemporáneo. Impulsan a ello factores económicos
de lo más profundos, y para toda la Europa Occidental, es más, para todo el
mundo civilizado, el Estado nacional es por ello lo típico, lo normal en el
período capitalista”.
De este modo recalca
taxativamente que la autodeterminación de las naciones significa, yendo al
grano y no perdiéndose en procedimientos jurídicos, si nos atenemos a los
desarrollos históricos en paralelo y a las condiciones económicas de esos
movimientos nacionales, se traduciría en una separación estatal del conjunto de
una nación, constituyéndose un Estado nacional independiente.
Es aquí cuando Lenin comienza una
argumentación basándose en el folleto de Kautsky “Nacionalidad e
internacionalidad” para desarbolar a Rosa Luxemburgo, aduciendo de ella que
tome citas de este texto de Kautsky y no se dé cuenta que lo que hace el autor
es describir las mejores condiciones para darse un Estado nación. Le critica
también que exponga la imposibilidad de poder llevar a cabo la autodeterminación
de Estados pequeños como: Montenegro, Rumania, Serbia, etc. por la dependencia
al capital y no vea como incluso grandes naciones como Rusia dependen del
capital financiero imperialista. Le recrimina que confunda la autodeterminación
de los Pueblos con la autodeterminación en lo económico. A este respecto pone
el ejemplo de Asia con la aparición de un Estado como Japón, el cual ha
desarrollado una potente producción mercantil, avanzando en el capitalismo y a
la misma vez sojuzgando a otras colonias. Siendo así, ratifica las tesis de
Kautsky “el Estado nacional es regla y norma del capitalismo”, contradiciendo a
Rosa en sus argumentaciones.
En cuanto al planteamiento
histórico concreto de la cuestión, Lenin explicaba lo siguiente. Primero de
todo analizar en el contexto y con un repaso histórico al desarrollo del país
se este estudiando, a la misma vez que comparándolo con otros países para ver
sus particularidades concretas.
A este respecto habría que
contextualizar lo siguiente. El régimen zarista sometía a las nacionalidades
del imperio ruso a la más feroz opresión. Según el censo de 1897, el último
bajo el régimen imperial, de una población de 129 millones de habitantes sólo
55,6 millones eran rusos, un 43% del total. Sin embargo, la lengua rusa, la
religión ortodoxa oficial y la administración zarista eran impuestas al 57%
restante, compuesto por decenas de nacionalidades y grupos étnicos: ucranianos,
bielorrusos, polacos, finlandeses, lituanos, letones, judíos, los pueblos
caucásicos, los pueblos turco-tártaros, moldavos, alemanes, etc. Para afianzar
su dominio, el zarismo recurría a menudo a los pogromos —linchamiento masivo de
un determinado grupo cultural— e incluso al exterminio de poblaciones enteras,
especialmente en el Cáucaso. El carácter multinacional del imperio ruso, esa
cárcel de pueblos, utilizando palabras de Lenin, se debió a su peculiar
desarrollo histórico. Mientras que en el siglo XIX el capitalismo industrial
estaba ya muy avanzado en el occidente europeo, en Rusia la servidumbre de la
gleba no fue abolida jurídicamente hasta el año 1861.
Lenin distinguió, por tanto, dos
épocas diferenciadas en el capitalismo: una de ellas la bancarrota del
feudalismo y el absolutismo, correspondiendo por consiguiente a la creación de
los Estados nación. la época en que los movimientos nacionales adquieren por
vez primera el carácter de movimientos de masas Y la época donde las
estructuras de estos países ya conformados en Estados burgueses capitalistas se
han definido y como tal existe el antagonismo de clase entre proletariado y
burguesía.
En esa línea Lenin explica:
“Lo típico de la primera época es
el despertar de los movimientos nacionales y la incorporación a ellos de los
campesinos, que son el sector de la población más numeroso y más "difícil
de mover" para la lucha por la libertad política en general y por los
derechos de la nación en particular. Lo típico de la segunda es la ausencia de
movimientos democráticos burgueses de masas, cuando el capitalismo
desarrollado, al aproximar y amalgamar cada día más las naciones, ya plenamente
incorporadas al intercambio comercial, pone en primer plano el antagonismo
entre el capital fundido a escala internacional y el movimiento obrero
internacional.”
Estos párrafos son los
fundamentales para hacer valer su crítica contra R. Luxemburgo, defendiendo a
la misma vez el programa de los marxistas rusos, ante sus diatribas vacías
exentas de análisis dialectico sin concretarlo en la observación histórica del
fenómeno se da pone en Rusia.
R. Luxemburgo siempre defendería
el derecho de Polonia a poseer una autonomía ante Rusia, como eje de sus
estudios contrarios a la autodeterminación de los pueblos, concretamente en su
artículo "El problema nacional y la autonomía".
A este respecto R. Luxemburgo en
su cruzada contra el Derecho de Autodeterminación escribiría en clara oposición
al programa de los marxistas rusos en su apartado noveno:
"...A pesar de lo elástico
que es el principio del "derecho de las naciones a la autodeterminación",
que es el más puro de los lugares comunes, ya que, evidentemente, se puede
aplicar por igual no sólo a los pueblos que habitan Rusia, sino también a las
naciones que viven en Alemania y en Austria, en Suiza y en Suecia, en América y
en Australia, no lo encontramos ni en un solo programa de los partidos
socialistas contemporáneos..."
Ante tales aseveraciones que no
pretendían más que poner en evidencia del aislamiento de los marxistas rusos,
Lenin discrepa de ella exponiendo que, en el planteamiento de ese punto del
programa marxista ruso, lo que expresa no es como dice ella “el más puro de los
lugares comunes” si no que está referido a los movimientos nacionales
democráticos burgueses, que como es sabido ya terminaron sus revoluciones
burguesas conformando su Estado nación, en cambio en Rusia no se da ese
principio. Recalcando para justificar su
análisis este importante comentario:
“En la
Europa continental, de Occidente, la época de las revoluciones democráticas
burguesas abarca un lapso bastante determinado, aproximadamente de 1789 a 1871.
Esta fue precisamente la época de los movimientos nacionales y de la creación
de los Estados nacionales. Terminada esta época, Europa Occidental había
cristalizado en un sistema de Estados burgueses que, además, eran, como norma,
Estados unidos en el aspecto nacional. Por eso, buscar ahora el derecho de
autodeterminación en los programas de los socialistas de Europa Occidental
significa no comprender el abecé del marxismo.”
En
Europa Oriental y en Asia, la época de las revoluciones democráticas burguesas
no comenzó hasta 1905, de ahí se deduce que Rusia estaba en ese momento
atravesando ese periodo histórico y de tal manera hacen explícito en su
programa ese importante punto.
En este apartado del análisis de
R. Luxemburgo criticado por Lenin, desliza el ejemplo de Austria para afirmar
sus supuestos y Lenin le replica sobre la base de la constitución como Estado
nación de Austria, distinguiendo diferentes condicionantes en Rusia y en
Austria como la uniformidad rusa predominante frente a la heterogeneidad
austriaca, aunque esta uniformidad sólo se daba en el centro del país, Siendo
los alógenos (extranjeros) el grupo mayoritario un 57 % establecidos en la
periferia. Al mismo tiempo le lanza una puya importante al identificarle en el
programa de los socialdemócratas austriacos, a través del ponente polaco Reger,
incluían entre sus aspiraciones la de la unificación nacional, de la libertad e
independencia de sus pueblos.
A saber, La monarquía austriaca
por aquel entonces se extendía por toda Europa central, desde la frontera con
Suiza hasta la lejana Bucovina, en la frontera de Rusia con Rumania. Tenía una
Constitución dualista en la que el reino histórico de Hungría contaba con un
parlamento propio, radicado en su capital Budapest, en tanto el parlamento
austriaco se encontraba en Viena. Tenían en común el arancel aduanero, la
política exterior y el ejército. Las decisiones se acordaban en común entre los
dos países a través de delegaciones a sus parlamentos respectivos. La
constitución burguesa de 1867 prometía la igualdad de derechos, pero era papel
mojado. Se propuso la idea de conformarse a la manera cantonal como en Suiza,
estando en esto a favor el emperador austriaco Francisco José. El problema fue
que las nacionalidades de sus ciudadanos eran diversas y variables en cada uno
de los territorios y los choques entre ciudadanos, sobre todo lingüísticos eran
frecuentes. En el reino de Hungría los magiares ocupaban un lugar privilegiado
frente al resto de nacionalidades. Algo menos evolucionado, los problemas
surgían por cómo llevar a cabo la modernización económica del país, la elección
del idioma en la escolarización, sobre el idioma oficial o el vernáculo en los
asuntos burocráticos.
En ese complicado Estado dual, la
socialdemocracia austriaca no quería romper la conformación del marco legal. En
su empeño de impedir la desintegración de la monarquía desembocó en el
tratamiento no traumático de la llamada “autonomía cultural”, a la cual Lenin
se opondría.
A diferencia de los austriacos,
la socialdemocracia rusa el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), no
tenía existencia legal bajo la autocracia zarista. Desde su primer Congreso
(1898) defendía el derecho de las naciones a su autodeterminación, de acurdo
con la célebre resolución de la II Internacional en el Congreso de Londres
(1896), reafirmada como hemos dicho en el Congreso del POSDR de 1903. La
rusificación brutal y sin escrúpulos le confería al Imperio zarista el grado de
“cárcel de pueblos”.
La burguesía siempre va actuar
como la clase hegemónica imperante, viene a decir Lenin en los movimientos
nacionales, pero el proletariado debe aprovechar esta circunstancia y luchar
por su ideal de emancipación, al interés de su lucha de clases. La burguesía
siempre empujará hacia su objetivo y frente a él se ha de encontrar el
proletariado sin garantizar nada a ninguna nación ni comprometerse a dar nada a
expensas de otra nación. Este planteamiento es el que contrapone a los
argumentos de “practicismo” de R. Luxemburgo ante el programa de los marxistas
rusos. En este contexto habrá que recordar la Comuna de Paris, no fue practica
a los intereses de la burguesía francesa, que incluso tuvo que aliarse con los
mismos enemigos en su guerra para derrotar a los insurrectos.
Así se le espetaba esto a los
marxistas rusos:
“Se nos dice: apoyando el derecho
a la separación, apoyáis el nacionalismo burgués de las naciones oprimidas.”.
¡Esto es lo que dice Rosa Luxemburgo y lo que tras ella repite el oportunista
Semkovski, único representante, por cierto, de las ideas de los liquidadores
sobre este problema en el periódico de los liquidadores!”
En estas líneas lo que viene a
decir Lenin es que mientras se oponía R. Luxemburgo a la autodeterminación de
Polonia, estaba favoreciendo con sus argumentos a la clase burguesa
nacionalista rusa, aún más feudal y retrogrado:
“En todo
nacionalismo burgués de una nación oprimida hay un contenido democrático
general contra la opresión, y a este contenido le prestamos un apoyo
incondicional, apartando rigurosamente la tendencia al exclusivismo nacional,
luchando contra la tendencia del burgués polaco a oprimir al hebreo, etc.,
etc.”
El planteamiento que desarrolla
Lenin es un planteamiento de nulidad de privilegios de nación alguna, con una
inquebrantable postura de igualdad entre naciones y obreros.
En este apartado de la reflexión
de Lenin arremete contra el Partido Demócrata Constitucionalista, al que le
echa en cara que nunca haya estado a favor del Derecho a la autodeterminación,
a pesar de aparecer el subterfugio del derecho de autodeterminación cultural en
su programa.
Centrados en los razonamientos de
los señores Sávenko y Kokoshkin del Partido Demócrata Constitucionalista
despliega Lenin su batería de ideas para vencer esas posiciones nacionalistas a
ultranza del Estado ruso, hablando acerca del problema ucraniano. Ante tal
desvarío uniendo a la crítica a R. Luxemburgo que expresaba posiciones favorables
a que el divorcio fuese tratado por los Parlamentos centrales, presenta como
ejemplo el derecho al divorcio que los mismos reaccionarios hablan de romper
las familias si se lleva a delante y aduce que:
“Pero la democracia considera que
los reaccionarios son unos hipócritas, pues, en realidad, defienden la
omnipotencia de la policía y de la burocracia, los privilegios de un sexo y la
peor opresión de la mujer; considera que, en realidad, la libertad de divorcio
no significa la "disgregación" de los vínculos familiares, sino, por
el contrario, su fortalecimiento sobre los únicos cimientos democráticos que
son posibles y estables en una sociedad civilizada.”
Este capítulo se cierra
desgranando una verdad irrefutable y es que al proletario con conciencia le da
igual sea explotado por el burgués propio o el alógeno, si con ello significa
no conseguir su emancipación. El obrero con conciencia de clase le son
indiferentes los privilegios de los capitalistas rusos, como los de otra nación
constituido o por constituir. El desarrollo del capitalismo proseguirá si no se
enfrenta. Y así dice de mantener una profunda neutralidad con la burguesía de
su nación ya que, si perciben desde el proletariado de otro país los apoyos a
la burguesía nacional, ésta será recelosa y no confiará, debilitando la
solidaridad internacionalista de clase. Y el negar el derecho a la
autodeterminación, o a la separación, significa indefectiblemente, en la
práctica, apoyar los privilegios de la nación dominante.
En el punto sexto razona sobre la
separación de Noruega de Suecia y como R. Luxemburgo la utiliza para apoyar sus
tesis. Le espeta si ha llegado a razonar en ¿si la socialdemocracia necesita,
en un Estado de composición nacional heterogénea, un programa que reconozca el
derecho a la autodeterminación o a la separación?. A lo que Rosa no responde y
da continuas vueltas como cuando menciona al periodiquillo de Cracovia Naprzód,
del cual se sirve para tomar la postura contraria a la que expresa. Le da un
repaso histórico ateniéndose al materialismo histórico, demostrando los
continuos roces entre estos dos países y así en agosto de 1905 a través de un
referéndum decidieron no tener el mismo rey que Suecia. Le recuerda el hecho
histórico de la integración de Noruega en el reino de Suecia:
“Noruega fue entregada a Suecia
por los monarcas durante las guerras napoleónicas, contra la voluntad de los
noruegos y los suecos hubieron de llevar tropas a Noruega para someterla.
Después de eso durante largos decenios. A pesar de la autonomía de extraordinaria
amplitud que contaba Noruega (Parlamento propio), constantes roces entre
Noruega y Suecia, y los noruegos procuraron con todas las fuerzas sacudirse el
yugo de la aristocracia sueca.”.
Esto fue en agosto de 1905 y Lenin siempre lo
pondría como ejemplo del buen hacer autodeterminativo pacifico de una nación.
El punto séptimo del análisis
versa sobre el reconocimiento de la socialdemocracia del Derechos a la
autodeterminación. Tal como dice el acuerdo del Congreso Internacional de
Londres celebrado en 1896, declara encontrarse a favor de tal Derecho,
expresando sus simpatías a los obreros de todas las naciones que sufran el yugo
de un Estado opresor. Cita a los srs. Semkovski, Libman y Yurkévich, los cuales
parecen no conocer el acuerdo, pero en cambio R. Luxemburgo si lo conocería.
Ella se basaría en el carácter declarativo de la Resolución para no darle la
importancia que tenía. Este hecho sacó de los nervios a Lenin que indica en el
análisis las tres posiciones se defendieron:
- *El punto de vista de los “fraquistas”
- *El punto de vista de R. Luxemburgo
- *El que desarrollaría C. Kautsky
El punto octavo del trabajo de
Lenin sostiene este la posición favorable de K. Marx a la autodeterminación de
los pueblos poniendo como ejemplo a Irlanda, que en un principio no la veía,
aunque luego si la apoyó con fuerza. Señala en las cartas de Marx el tremendo
odio mantienen los obreros ingleses sobre los irlandeses y expresa que todas
las infamias inglesas tienen su origen en la esfera irlandesa, señalando como
una de las causas el sojuzgamiento de este pueblo por el inglés a través de las
armas. Marx de este modo cambiaría su postura respecto a Irlanda como refleja
esta anotación que realiza Lenin:
“La clase obrera de Inglaterra no
podrá liberarse mientras Irlanda no se libere del yugo inglés. La esclavización
de Irlanda fortalece y nutre a la reacción en Inglaterra”
El siguiente punto lleva a tratar
el Programa marxista de 1903, relata las posturas incluso anteriores que dieron
paso a este posicionamiento en el Congreso marxista, como por ejemplo la de
Plejanov, al que los ponentes de la delegación polaca no le apoyaron,
discutiéndole sus ideas. Sus posturas iban encaminadas a defender una "autonomía
nacional cultural", lo cual significaba de alguna forma posicionarse al
lado del partido liberal recién constituido, el Partido Demócrata
Constitucionalista (Kadetes) de la Rusia de ese tiempo.
Los polacos fueron al II Congreso
(1903), declarando que era imprescindible y urgente la unificación. Pero lo
abandonaron tras de sufrir "reveses" en la comisión de programa, y su
última palabra fue una declaración escrita, en la que se hacía la precitada
propuesta de sustituir la autodeterminación por la autonomía nacional cultural
tal y como figura en las actas del congreso.
Es en este apartado cuando Lenin
carga contra Trotski advirtiendo que en ningún lugar los marxistas polacos
dejan entrever la supresión del programa de los marxistas rusos el punto 9 del
Derecho a la autodeterminación de los pueblos. Dice de él. ¡Trotski obsequioso,
enemigo peligroso! Y le atribuye la expansión de chismes. Directamente lo
califica de liquidador y sus palabras como atestiguan el escrito no hacían
fiarse de él:
“Trotski jamás ha tenido una
opinión firme en un solo problema serio del marxismo, siempre "se ha
metido por la rendija" de tales o cuales divergencias, pasándose de un
bando a otro. En estos momentos se halla en la compañía de bundistas y
liquidadores. Y estos señores no tienen muchos miramientos con el partido.”
Finalmente, en el punto de conclusiones,
Lenin defiende la postura de la inclusión del Derecho de autodeterminación de
las naciones, alejarse de cualquier tentación nacionalista que enfrentase a los
obreros de los pueblos entre sí. Propugnar la unidad de la lucha proletaria y
de las organizaciones proletarias, su más íntima fusión en una comunidad
internacional.
A modo de resumen diríamos que la
disputa entre Rosa Luxemburgo y Lenin se salda históricamente a favor de este
último ya que la reunificación e independencia de Polonia se daría en 1918, un
poco antes de su muerte. Los calificativos de utópica o irrealizable dedicados
al programa de los marxistas rusos se convirtieron en posibles y por otro lado
las ideas de Lenin iluminaron el cielo de las naciones y obreros pretendían su emancipación
del país opresor.
Por último, sacar la conclusión
de que Lenin y los marxistas rusos consiguieron despejar todas las dudas
nublaban este concepto focalizándolo en su trasfondo de clase en la cuestión
nacional. Por eso sus posiciones eran bien esquematizadas y fundamentadas, sin
caer en las tentaciones del nacionalismo de la burguesía de las nacionalidades
oprimidas, ni tampoco en la represión de la burguesía naciente rusa,
sojuzgadora de la clase obrera. Tenían que mantener firmemente una política de
independencia de clase en todo momento. Por otro lado Lenin a lo largo de este
trabajo de 1914 acerca de la Autodeterminación de los Pueblos deja entrever con
sus análisis el no apoyar la Federación, ni las autonomías por ser herramientas
utilizadas por liquidacionistas, burgueses y oportunistas.
lunes, 21 de octubre de 2019
Exhumación del dictador, sólo un gesto para la galeria
Llamamos #SaquenImpunidadFranquistaDeLasInstituciones a la
serie de vestigios aun latentes del franquismo en las Instituciones del Estado.
Con la exhumación del genocida no se pone fin, sino que es un capítulo más que
no debería servir para resignarnos y conformarnos.
Para acabar con dicha impunidad se tendría que declarar
ilegal el Franquismo. En tal caso revocar democráticamente la Ley que
fundamento la sucesión en la Jefatura del Estado (Ley de Sucesión en la
Jefatura del Estado de 1947). El principal vestigio franquista aun en nuestros
días, la Monarquía Borbónica fue introducida de tapadillo para cumplir con los
deseos del dictador en 22 de noviembre de 1975. Una vez realizado esto si se
podría entender como un paso en la buena dirección.
El siguiente paso debería ser eliminar las Fundaciones fascistas
(Fund. F. Franco), que están recibiendo dinero de nuestros bolsillos, al igual
que partidos políticos abiertamente y reconocidos en sus discursos como
herederos de ese ideal nacionalcatolicista, tendrían que pasar a ser
ilegalizados. Para dejar unas Instituciones feten se tendría que romper con el
actual concordato compartido con la Iglesia, es a todas luces una anormalidad democrática
producto del anterior régimen fascista. Como
lo son los títulos nobiliarios en sí mismo y en grado sumo los concedidos por el
genocida a ciertas familias.
Por último, cualquier atisbo involucionista dentro de los
tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) como han sido las
recientes Sentencias judiciales (Proces, Mujer, etc.) han de quedar apartadas de
un Estado se autoproclama Democrático, Social y de Derecho.
La reciente exhumación del dictador genocida no es más que
marketing electoral, predispone a las personas al conformismo y la resignación
mientras avanza el fascismo. Toda política del Estado español ha de ir en
consonancia de buscar la Verdad, Justica y Reparación para con las víctimas
producidas por el fascismo y no dejarlo en meros gestos.
domingo, 20 de octubre de 2019
Elogio del tumulto
¿Cuál es la principal aportación de Maquiavelo al pensamiento político? Según el filósofo francés Claude Lefort, es la idea de división social. No hay armonía en ningún sitio, toda sociedad se encuentra dividida entre los Grandes que quieren dominar y el pueblo que rechaza ser dominado. Entre ambos hay desunión, tumulto y conflicto. La vitalidad y la justicia de cualquier sociedad se juega siempre en la disposición que da a esa división insuperable.
¿Será el conflicto absorbido, sofocado o tendrá alguna vía abierta para desplegarse? De la respuesta a esta pregunta se deducen según Maquiavelo-Lefort los tipos de organización social: el principado, en el cual las instituciones están por encima de la sociedad y se protegen de sus agitaciones; la república, en la cual la ley se deja afectar por el conflicto y se transforma para darle una respuesta; la anarquía, donde el conflicto no tiene ninguna respuesta y corre el riesgo de pudrirse o convertirse en guerra civil.
En la primera opción, la ley es propiedad de los Grandes y su avidez de poder y riqueza no encuentra ningún freno, la sociedad queda sometida. En la segunda, la rapacidad de los Grandes encuentra un límite, el conflicto del pueblo logra modificar las leyes establecidas, su deseo de no ser gobernados se inscribe en derecho (la creación del tribuno de la plebe en Roma, por ejemplo). En la tercera, la situación se detiene, se estanca o se pudre al no encontrar ninguna forma de elaboración.
Pueblo es lo que no quiere ser dominado. La república es la imposición de la cosa pública al partido de los ricos. Sólo el tumulto, el conflicto que viene de abajo, da lugar a la generación de nuevas leyes y a la libertad política; es el mayor factor de cambio histórico.
Nuestra organización social no se parece en nada a una república, sino que encaja perfectamente con la definición del principado. Pretende ignorar que hay división entre dominantes y dominados, entre gobernantes y gobernados, es ciega al hecho de que siempre hay división, que la división es insuperable. Piensa la arquitectura institucional como una "solución" y un "sistema armónico" donde cada cosa tiene su lugar y su función establecida por siempre jamás: la gente vota, los partidos legislan, la Constitución marca las reglas de juego de la vida en común, los gobernantes disponen y los gobernados acatan.
¿Y si desacatan? Ningún conflicto tiene razón de ser: es un disfuncionamiento, una anomalía, una locura irracional, algo que no debería ser y que no pasaría "si el pueblo entendiese" (la complejidad de la situación, las exigencias de Bruselas, la necesidad de expresarse en los cauces de la ley, etc.). Un poco de pedagogía, vía antidisturbios o tribunal supremo, servirán para explicarle bien las cosas.
Lo llaman democracia pero no lo es. Lo nuestro es más bien un sistema cerrado y al servicio de las exigencias de explotación y poder de los Grandes, una oligarquía con algunos mecanismos internos (pocos) de control recíproco entre los oligarcas, una cultura consensual que tiene verdadera fobia y pavor al conflicto, esto es, al motor de la vitalidad social y de la justicia, un poder elevado sobre la gente común que no se deja afectar o transformar por las reivindicaciones populares.
Algunos ejemplos recientes:
-cuando el rechazo de cómo somos gobernados se expresó en el 15M, el conflicto abierto no afectó para nada a las estructuras de poder ni se tradujo en ninguna ley (ni siquiera la razonabilísima propuesta de ley sobre la vivienda de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca apoyada en miles de firmas y consenso social). El 15M fue reprimido por una parte a través de cargas policiales, heridos y detenidos, sistemas de penalización administrativa vía multas, procesos penales, hasta la ley mordaza finalmente que considera delito gestos activistas básicos como testimoniar sobre la brutalidad policial o circular convocatorias.
Por otra parte, el conflicto fue absorbido por vías de cooptación más sutiles: una cierta incorporación por parte de los políticos de algunas palabras, algunos gestos, algunas demandas, pero sin afectación alguna, sin que esa "integración" supusiese cambio real alguno. Puro maquillaje, cosmética, gestos simbólicos disociados de cambios materiales. Ninguna modificación sustancial en el ámbito institucional. Sólo nuevos condimentos para el "relato" político: símbolos, guiños comunicativos, retóricas y algunos detalles menores (transparencia, primarias).
Sofocando (vía represión o cooptación) el conflicto propuesto por el 15M, se perdió una oportunidad de reinventar nuestra democracia (que no lo es). Los problemas señalados por el 15M no se elaboraron creativamente, simplemente se han congelado y ahora se pudren. Hasta el próximo tumulto.
-el 1 de octubre de 2017, dos millones de personas acuden a votar en un referéndum simbólico por la independencia. Es un gesto de desobediencia que llama la atención sobre la extensión de malestar con respecto a un tipo de encaje territorial, a un tipo de democracia de muy baja intensidad. No se trata simplemente de una cuestión nacional, nacionalista o identitaria, es algo evidente para quien tenga oídos y los use para escuchar. Se expresa ahí un rechazo del sistema político español, hay un deseo de otra situación, de otras reglas de juego, de una república, etc. La respuesta es… ninguna. La represión del 1 de octubre primero, la judicialización de la política después.
Según Maquiavelo, si la vida de Roma fue larga y justas muchas de sus leyes se debió a que la sociedad y la institución era permeable al conflicto. En nuestra sociedad la ley -un instrumento para la vida en común- se convierte en un fetiche sagrado, es decir que no se puede profanar, es decir que no se puede tocar. Al revés, en su nombre se pone fin a todo lo que interrumpe el orden.
Sofocando el conflicto abierto el 1 de octubre, se cierra una oportunidad de reinventar el encaje territorial, las reglas de juego de la convivencia, las hechuras mismas del Estado y el significado mismo de España, algo que no sólo se desea en Catalunya. El conflicto que no encuentra ninguna respuesta o forma de elaboración se pudre, amenaza convertirse en conflicto horizontal entre la propia gente de abajo.
-un tercer ejemplo que no me resisto a poner aunque sea de otra índole: el caso de Podemos. Los líderes de Podemos nos han abrasado los oídos desde su aparición con sus lecturas tan sabias sobre Maquiavelo. Pero, ¿qué encontraban en Maquiavelo? Lo más banal: que lo político es una técnica, que el poder lo es todo, la separación entre moral y política, el juego de tronos (ganar o morir). Ni rastro de la idea más fecunda del florentino: dar espacio a lo que disiente, la fecundidad del conflicto. Todo lo contrario, en un proceso alucinante y un tiempo récord, se ha laminado y expulsado a todos los que pensaban distinto ¡y todo ello sin quitarse el 15M de la boca! La misma cultura política de fobia a la división.
Resultado: se pierde la oportunidad de reinventar la forma-partido y lo que queda de Podemos es una cosa homogénea, por tanto rígida, por tanto débil, por tanto en vías de extinción. A falta de un verdadero balance autocrítico, encarnado, con efectos y no sólo retórico, Íñigo Errejón va por el mismo camino.
Tanto a izquierda como a derecha, "el gobierno es permanentemente enemigo del cambio". La derecha odia con todas sus fuerzas (casi físicamente) cualquier anomalía: desde los manteros hasta las casas okupadas pasando por toda expresión popular ingobernable. La izquierda por su parte tiende a la hipocresía: su sueño -el sueño más que evidente de Pedro Sánchez por ejemplo- es gobernar como la derecha pero con los votos (y la legitimidad) de la izquierda. Y la Nueva Política, por su parte, fetichiza las nociones de "orden" y "estabilidad" como si se pudiese imponer la cosa pública al partido de los ricos (que es trasversal a todos los partidos) sin ningún conflicto o inestabilidad de por medio.
Unos y otros hablan del Estado del bienestar, pero olvidan que este fue justamente un efecto de la división social y la capacidad de conflicto de la gente de abajo. En medio de condiciones muy duras, las luchas obreras consiguieron la reducción de la jornada de trabajo, el aumento de salario, derechos sociales, etc. Nada de armonía, uno se divide en dos: hay patrones y hay obreros, el tumulto se expresa como lucha de clases y el "reformismo" es justamente la plasticidad de la ley en su regulación. Todo eso -con los infinitos claroscuros de la dialéctica entre lucha e integracion de los que no nos vamos a ocupar aquí- ya no existe. El sistema no reconoce la división social, ahora somos todos "empresarios de nosotros mismos". El neoliberalismo desmantela todas las mediaciones que respondían creativamente al conflicto y ya no hay espacio alguno para el resto popular ingobernable. El capitalismo hoy se ha desbocado por ausencia de conflicto.
Si nuestra democracia es tan raquítica y suscita tan poco entusiasmo se debe precisamente a esto: no se deja afectar por los tumultos de abajo, no quiere saber nada de la energía del demos, es incapaz de ninguna fluidez o plasticidad instituyente a no ser que lo pida el Banco Central, convierte lo que es producto y herramienta (la ley) en el factor determinante y primero. El Estado de Derecho, que nació para poner límites a la arbitrariedad del poder, se convierte hoy en un sistema cerrado y sacralizado, enemigo de toda energía instituyente. No nos hemos librado aún de la teología en política.
Desafectada, a esa democracia se la puede llevar el viento, el viento de cualquier "posfascismo" actual. Pero la responsabilidad cae toda del lado de quienes han sostenido una concepción puramente consensual de la democracia.
¿Hay esperanza? Ninguna, mientras seamos pueblo iluso, creyendo que las cosas cambian solas, por la gracia de políticos buenos o de las astucias de la razón en la historia. Alguna, si somos pueblo negativo y desconfiado, pueblo-plebe. "Es una opinión plebeya y un punto de vista negativo suponerle al gobierno una mala voluntad" (Hegel). Es justo el punto de vista que necesitamos, todo el rato. La plebe es justamente el pueblo cuando se hace valer, el que grita "no nos representan", el que sabe que las leyes justas son siempre fruto del tumulto y las ganas de libertad de abajo.
La democracia no es una sociedad armónica o armonizada (tampoco bajo los modelos utópicos de la autogestión o la democracia digital), sino la sociedad que abre paso al conflicto, una sociedad efervescente y abierta al cambio que subordina lo instituido a lo instituyente, esa sociedad que experimentando la inestabilidad consigue obtener la mayor estabilidad, en la que cualquiera (y no sólo los que monopolizan la cosa pública) puede hablar, actuar y ser tenido en cuenta, la sociedad donde la pregunta por la vida buena y la justicia se mantiene abierta, donde la ley es puesta en juego por el conflicto sin ser exactamente su producto. Democracia es sostener la división social, la posibilidad infinita de la división.
En "Mientras dure la guerra", la última película de Amenábar, el personaje de Franco explica su decisión de alargar la guerra en la necesidad de exterminar al otro. "Si no en dos días estaremos en las mismas, los españoles siempre están a la gresca". Es el espíritu de cruzada que aún pervive: hay que suprimir el mal. Pero no se trata de cambiar el franquismo por el imperio de la ley sacralizada e intocable, sino justamente de aprender a convivir con la gresca y elaborarla. Así y sólo así enterraríamos de una vez por todas los restos del dictador. Hay que romper la representación dominante que ve en la división y el conflicto el principio de la decadencia y el declive. El mal es el acicate del bien, de los tumultos surgieron en Roma todas las buenas leyes.
"La república es superior a todos los demás regímenes: se presta al movimiento" (Lefort-Maquiavelo).
Amador Fernández-Savater
domingo, 6 de octubre de 2019
Analisis del Manifiesto Comunista. Hoy se hace imprescindible
Este texto es fundamental en la historia del movimiento obrero moderno, de algún modo la fundación del Socialismo Científico, lo que hace al programa político viene del Manifiesto Comunista. El texto redactado entre fines de 1847 y publicado a principios de 1848, fue encargado por la "Liga de los Comunistas", en un principio no sugirió nada, ni provocó hondas conciencias como luego si sería comprobado a la vista de los hechos que trajeron las Revoluciones europeas, conocidas como "La primavera de los Pueblos", que va incluir levantamientos democráticos contra los regímenes absolutistas y va a mostrar las primeras expresiones de las luchas del Proletariado contra la Burguesía en una lucha frontal, puesto que en las Revoluciones antes del 1848 era la Burguesía quien lideraba las demandas del Pueblo para tratar de acabar con el feudalismo.
El Manifiesto anticipa para su utilización en el pensamiento de los Proletarios el significante de la "guerra de clases" entre Burguesía y Proletariado, en unos tiempos donde en el ámbito económico, traía la progresiva sustitución de capitalismo concurrencial, que tenía en el taller su unidad productiva principal y en el artesanado su organización del trabajo fundamental. Etapa larga y conflictiva hacia un capitalismo industrial, que tiene en la fábrica su base material fundamental y en la definitiva formación de una división capitalista del trabajo basado en el uso generalizado de las máquinas y la aparición del trabajador industrial. Con esta fase aparece la manufactura como el eje central del moderno capitalismo industrial.
Es el texto más leído y más traducido a innumerables lenguas después de la Biblia, es uno de los grandes textos políticos de la época moderna y para el Movimiento Obrero es fundamental porque marca ciertos principios, puntos de llegada en tanto síntesis de la elaboración intelectual de Marx y Engels, hecha en base a la experiencia real de la lucha revolucionaria del Movimiento Obrero.
El Manifiesto hace una serie de planteamientos que si nos los hubiese escrito Marx y Engels se deberían de escribir hoy, incluso es un texto con una peculiaridad por lo inmortal de sus evidencias. Marx logra captar ciertos aspectos del modo de producción capitalista dentro de la coyuntura histórica que el texto fue redactado, esa es la parte de actualidad que mantiene el Manifiesto.
La primera parte da para debatir mucho bajo el epígrafe de "Burgueses y Proletarios". La introducción del capítulo es aquella que dice "La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases" y parte de este punto para narrar los sistemas de clases que han existido a lo largo de la historia, habla de dos en concreto inscritos en un mismo modo de producción, hombres libres/esclavos, patricios/plebeyos, nos está hablando del mundo antiguo de la sociedad del imperio romano, de la sociedad griega, señores/siervos, donde señala en feudalismo, burgueses/Proletarios hablando de los distintos sistemas de clases.
"Toda historia de la sociedad humana, hasta el día, es una historia de luchas
de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de gleba,
maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente
siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras
franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación
revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes."
En este capítulo Marx traza una línea de continuidad entre los modos de producción precapitalistas y el capitalismo, Y ahí hay una nota al pie que escribe Engels que luego viene a decir que no es la lucha de clases a lo largo de los tiempos si no en cierto momento de la historia, con esto está diciendo que las clases sociales tienen un origen histórico, esto es un matiz importante por cuanto explica de modo diferente a otras teorías alternativas a la de Marx.
Por lo tanto la sociedad estaría dividida en clases, este aspecto es sostenido por muchos pensamientos aparte del Marxismo pero como se conceptualizan esas clases y como ha sido su devenir, es de donde comienzan las diferencias importantes. Está claro que cuando se mira la sociedad se aprecia que hay desigualdad, se ve que unos círculos poseen en muchísima cantidad, otros viven en la pobreza, pero lo que no se explica es como eso se genera esa desigualdad y es ahí donde entra la diferencia. Por ejemplo hay teorías en las que se reconoce que siempre ha habido clases y siempre habrá como un hecho natural, desde esta perspectiva es imposible pensar que vaya a existir una emancipación de la explotación no teniendo salida hacia el fin de ese condicionante.
Las clases sociales son un fenómeno y un fenómeno reciente si atendemos a al tiempo existente del global de la historia humana. La mayoría del tiempo de nuestra existencia el hombre ha vivido sin conocer la implantación de las clases sociales, ni tampoco de la propiedad privada, en general eran sociedades cazadoras recolectoras en donde había desigualdad de edad, cierta desigualdad de género pero no había una desigualdad donde no poseía mucho y otro no poseía nada, ese tipo de sociedades Marx la llamaba del "Comunismo Primitivo", es decir no había propiedad privada y tampoco había una división social en clases, de hecho la mayor parte del tiempo de la humanidad ha vivido bajo esta conceptualización. De hecho es cuando se consigue un cierto dominio sobre la naturaleza, cuando aparece la división social por clases, por tanto las clases sociales no es un sujeto inherente del ser humano, si no es un fenómeno histórico, pero desde luego no es inevitable ni un designio divino.
No se trata con lo cual de teorizar que el hombre siempre querría dominar como algo natural. Cuando los hombres llegan a alcanzar un estado civilizatorio tal que llegan a controlar las primeras técnicas agrícolas y su trabajo genera algo más de lo que son capaces de consumir, a través de técnicas superiores o domesticando animales, dominando el espacio donde viven se crea la precondición para la desigualdad social. La desigualdad no sería posible sin una categoría que Marx llama "excedente", que es parte de trabajo sobrante más allá del que necesita para consumir y el producto social excedente que no está directamente ligado a mi consumo.
Es decir, para que exista un fenómeno en el pasado como la "esclavitud", los esclavos tienen que ser lo suficiente mente productivos como para alimentarse ellos y alimentar a sus amos. Se calcula que en Atenas vivían 90.000 ciudadanos que eran sostenidos por el trabajo de 345.000 esclavos aproximadamente. Si alguien se pregunta porque la civilización griega floreció como lo hizo la explicación está en todas esas personas que se dejaron su vida explotados de esa forma, liberándose una parte de la sociedad de esa carga para poder dedicarse a aspectos más hedonistas porque había quienes le hacían los tejidos, les construían sus casas, les labraban las tierras o le hacían su comidas. Con lo cual no existen sistemas políticos separados y ni se pueden analizar por fuera de las relaciones sociales de clase en las cuales se sustentan.
En este punto hay que hablar de una categoría en Marx de la que esboza en este libro un pequeño apunte aunque será más tarde cuando se pueda apreciar en toda su magnitud, que es el concepto de "relaciones sociales de producción". Por ejemplo en el mundo antiguo la relación de producción central era esclavista/esclavo posteriormente siervo/señor, hasta nuestros días Burgueses/Proletarios. Por lo tanto para entender la división de clases hay que conocer las relaciones sociales de producción que existen en esa sociedad.
Entendiendo las diversas relaciones sociales no son arbitrarias y que se condicionan por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y a partir de aquí Marx desarrolla un concepto que es el "modo de producción", situando a lo largo de la historia diferentes modos de producción, partiendo del hecho relacionador entre los hombres pero también con la naturaleza, apoyándonos en lo que es imprescindible para la existencia que es si no producimos, no existimos, somos sujetos transformadores del medio en el que nos implantamos, no somos sujetos pasivos, ni nos adaptamos al medio como la mayoría de especies animales, si no que en tanto especie nos distinguimos por nuestra acción transformadora en el medio en el cual actuamos, e incluso ya la capacidad de destrucción del propio medio y con ello nuestra propia destrucción.
Esa capacidad de transformación del medio analizada con el concepto de "Fuerzas Productivas", condiciona el tipo de relación de producción existente porque si la fuerza productiva no tienen un mínimo de desarrollo no puede haber división de clases sociales, si la sociedad es cazadora recolectora y tiene un muy bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, es evidente que la división social en clases no puede existir, si no hubo Rev. industrial no hubo capitalismo, ¿porque no hubo capitalismo en la antigüedad?, sencillamente porque no era posible sin un desarrollo de las fuerzas productivas y al haber poca producción se comenzó a la lucha por lo que se producía, creando de ese modo la diferenciación.
También hay que señalar que no existe una diferenciación mecánica de los modos de producción para Marx en el Manifiesto, no en cada civilización se haya que pasar de forma automática por cada uno de los modos de producción. Lo que hace Marx es mirar al pasado y ver los modos de producción que se dieron, y mira desde la sociedad occidental para argumentar que se dieron el Comunismo Primitivo, Esclavismo, Feudalismo y Capitalismo, si Marx hubiera nacido en China es probable hubiese hecho otra dinámica de modos de producción, con lo cual no esa patente para cada espacio concreto de implantación humana.
Marx lo hizo desde Europa, simplemente porque era de donde se comenzó a dominar el mundo a partir de la Rev. Industrial en Inglaterra, por eso el capitalismo va colonizando el resto de formas de producción, utilizando medios no solo económicos, sino políticos o militares, demostrándose como más productivo este modo de producción. Podríamos poner un ejemplo como África que pasó de formas de Comunismo Primitivo al dominio colonial directo, muchos de los africanos que fueron cazados como si fuesen animales para el desarrollo de América vivían en África con formas de comunismo Primitivo, otros tenían formas de civilización un cierto poder de desenvolvimiento y otras organizados despóticamente, estas sociedades fueron capturadas para el capitalismo e introdujeron un fenómeno de barbarismo social como es la esclavitud que no existía en los países occidentales desde hacía mucho tiempo después de la conquista de América, por eso K. Marx enuncia que “el capitalismo dio a luz chorreando sangre y lodo por todos los poros”.
De ahí que el Manifiesto desconcierte porque después de hacer esta crítica de los modos de producción capitalista, se encuentra con que se le lanza una loa al capitalismo moderno, este aspecto se encontrara a menudo en el Manifiesto explicando lo novedoso y las potencialidades de este modo de producción, pero también su crítica furibunda por brutal y anticivilizatorio.
En el Manifiesto Comunista Marx traza en una primera parte en que lucha entre Proletarios y Burgueses es continuidad a las anteriores relaciones sociales, marcando una línea de continuidad entre ellos, la razón de que sea así en el Manifiesto es debida a la explosión de la Rev. Francesa que marcaba el fin del medievo y algunos creían que el comienzo de la igualdad y el concepto de ciudadanía, a través de preceptos jurídicos. Se creía porque la sociedades feudales eran sociedades de representación estratificada, estamental, donde cada estamento tenía una representación distinta en cuanto a capacidad política.
Esto dura hasta finales del S. XX en muchos países europeos, por ejemplo en Alemania a finales del S. XIX el voto de los obreros no valía igual que el voto de los que más ganaban, siendo los de estos últimos de mayor peso o en Rusia donde los obreros votaban como curia obrera separada de las otras clases y estamentos. De esta manera daban por entender que con la Rev. Francesa el principio e igualdad jurídica daba por liquidado esta conformación de clases. Definitivamente esto no sería así como resulta evidente y K. Marx en otros textos escribía que él no descubrió el concepto de “lucha de clases”, el cual ya existía en los historiadores burgueses franceses, pero la lucha de clases terminaba con el advenimiento del capitalismo al entender de estos historiadores. Así podíamos poner el ejemplo de Alphonse de Lamartine, poeta y político francés que en la Revolución de 1848 en Francia manifestaba que por fin se había acabado con ese gran equivoco delas clases sociales, paradójicamente un mes antes la burguesía francesa con apoyo del ejército imperial alemán masacró a 3000 obreros en las calles. K. Marx en el Manifiesto discute esta concepción.
La sociología moderna norteamericana de una corriente llamada funcionalista igualmente sostenía que el concepto de clases sociales es un concepto europeo y que en EEUU no había clases, si no que había posibilidades y mérito para los individuos, era una idea aplicable para Europa pero no para EEUU. Incluso en nuestros días esta idea aún sigue manteniéndose, intentando ocultar a la clase obrera con figuras como la “clase media”, al entender de esta gente no hay relaciones de producción, con las cuales se sustenta el capitalismo.
En este punto habría que explicar el concepto “Estructura” de Marx, de alguna manera polémico e inmerso en el interior de las relaciones sociales de producción. A través de esta metáfora Marx define la estructura de la sociedad capitalista en lo económico, las condiciones de producción se articula el conjunto de la sociedad, es la base material donde se apoya el conjunto del orden social, encontrándose a la misma vez los fenómenos denominados con otra metáfora como “Superestructura”, en donde se encuentran las ideas, ideológicas, religiosas, políticas. Marx asevera que estos últimos no tienen “vuelo propio” si no que están íntimamente ligados a los fenómenos de la estructura. Para entender los sistemas de pensamiento de una sociedad, hay que entender de como esa sociedad produce y reproduce sus condiciones de vida.
Con la aparición de las clases surge el Estado, producto de los antagonismos de clase, ha de aparecer un sujeto en disputa, como no dudaría Engels en calificarlo “bandas de hombres armados en defensa de la propiedad”. Todo esto aparece en el capítulo primero “Burgueses y Proletarios” donde señala la especifidad de las relaciones del capital.
"Implantada la gran industria y abiertos los cauces del mercado mundial, se
conquista la hegemonía política y crea el moderno Estado representativo. Hoy,
el Poder público viene a ser, pura y simplemente, el Consejo de administración
que rige los intereses colectivos de la clase burguesa."
Hay que poner en énfasis que Marx aún no había desarrollado un concepto clave en su teoría como fue “Fuerza de Trabajo”, ni la "Plusvalia", en el Manifiesto de habla de “trabajo vivo, trabajo muerto” pero todavía no había llegado a una conclusión clave en la relación de producción, y que es el hecho de que el obrero no le vende su trabajo, si no le vende al burgués su fuerza de trabajo, es decir no le vende todo lo que hace durante una jornada de trabajo, si no que le vende la disponibilidad de su fuerza de trabajo para ser usada por el capitalista.
De esta forma se deduce uno de los descubrimientos de Marx, de cómo se enriquece el capitalista a través del concepto “Plusvalía”, porque el salario del obrero sólo contempla una porción del valor que el trabajo genera durante el proceso de trabajo, no se le paga por total de lo que produce, se hace nada más que por lo que da el gasto de su fuerza para volver al día siguiente a rendir otra jornada. Verdaderamente podemos leer a Marx diciendo que la explotación es un robo y otras veces diciendo que no lo es, no s un robo en tanto es una extracción legal, el capitalista para explotar al obrero no tiene que violar la ley, tiene que cumplir la ley, de igual manera el esclavista cumplía la ley cuando explotaba al esclavo, la ley obligaba a que el esclavo le sembrara las tierras, le hiciera la comida o les construyera las viviendas.
El capitalista cumpliendo la ley se queda con el trabajo no pagado al obrero, desde ese punto de vista no es robo de dinero pero Marx cuando sale del análisis legal, refuta que es un robo legalizado al quedarse con el trabajo excedente del obrero. Esta especifidad resulta tan especial en el capitalismo al quedar encubierta bajo un manto de obligación del obrero, fuerza legal del burgués y necesidad imperiosa para seguir viviendo del proletario, todo encubierto bajo el cuadro del marco legal jurídico burgués.
Por tanto K. Marx en el Manifiesto hace una síntesis, indicando que la tendencia de la sociedad es a polarizarse en dos grandes clases que cada vez hacia el grupo del Proletariado se ha ido incrementando de manera exponencial, convirtiéndose grandes masas campesinas en mano de obra para la industria desplazándose de su lugares de origen, frente a la Burguesía que se reduce. Todos estos análisis aparecen en el magno Manifiesto Comunista haciendo un recorrido histórico y científico desde el antes hasta el ahora de su tiempo convulso.
Todos estos análisis aparecen en el magno Manifiesto Comunista haciendo un recorrido histórico y científico desde el antes hasta el ahora de su tiempo convulso que bien se podría tener como la realidad de este momento presente.
En este impresionante libro se hace un análisis detallado de los aspectos históricos de la creación de la burguesía, sus procesos de concentración de capital, la destrucción de la propiedad privada buscando un modo de producción justo, la contradicción subyacente entre capital y trabajo, el internacionalismo obrero como prueba de solidaridad humana y un sinfín de términos que se han explicado que hacen de este texto un libro esencial de comprensión del Socialismo Científico y su aplicación, tal como diría K. Marx: “En la sociedad burguesa, el trabajo vivo no es más que un medio de incrementar el trabajo acumulado. En la sociedad comunista, el trabajo acumulado no es más que un medio de ampliar, enriquecer y hacer más fácil la vida de los trabajadores. De este modo, en la sociedad burguesa el pasado domina sobre el presente; en la sociedad comunista es el presente el que domina sobre el pasado”. Y para terminar la serie de diez puntos imprescindibles que creyeron K. Marx y F. Engels como fundamentales para la conquista del poder para el Pueblo:
1. Expropiación de la propiedad inmueble y aplicación de la renta del
suelo a los gastos públicos.
2. Fuerte impuesto progresivo.
3. Abolición del derecho de herencia.
4. Confiscación de la fortuna de los emigrados y rebeldes.
5. Centralización del crédito en el Estado por medio de un Banco nacional
con capital del Estado y régimen de monopolio.
6. Nacionalización de los transportes.
7. Multiplicación de las fábricas nacionales y de los medios de producción,
roturación y mejora de terrenos con arreglo a un plan colectivo.
8. Proclamación del deber general de trabajar; creación de ejércitos industriales,
principalmente en el campo.
9. Articulación de las explotaciones agrícolas e industriales; tendencia a
ir borrando gradualmente las diferencias entre el campo y la ciudad.
10. Educación pública y gratuita de todos los niños. Prohibición del trabajo
infantil en las fábricas bajo su forma actual.Régimen combinado
de la educación con la producción material, etc.